El verano es una de las estaciones más esperadas del año, pero también una de las que más retos plantea para la salud, especialmente en las personas mayores. Con la subida de las temperaturas, aumentan los riesgos de deshidratación, golpes de calor y otros problemas que pueden evitarse con una buena prevención.
En Ovida lo sabemos, y por eso durante los meses más calurosos reforzamos los cuidados diarios con especial atención a un aspecto clave: la hidratación.
¿Por qué es tan importante hidratarse?
Con la edad, el cuerpo pierde progresivamente la capacidad de conservar agua, y la sensación de sed también disminuye. Es decir, una persona mayor puede estar deshidratada sin sentirlo. Esto, unido a ciertas enfermedades o tratamientos médicos, hace que el riesgo sea aún mayor.
La deshidratación puede afectar a la presión arterial, la función renal, la temperatura corporal, la concentración e incluso al estado de ánimo. En casos más graves, puede causar confusión o caídas. Por eso, durante el verano, beber agua con frecuencia no es solo una recomendación: es una necesidad.
¿Cómo actuamos en Ovida?
Durante los meses de calor, reforzamos la atención diaria poniendo el foco en la hidratación: aumentamos la oferta de líquidos con agua fresca, infusiones suaves, caldos fríos y zumos naturales; adaptamos la alimentación con platos ligeros y ricos en agua como frutas, verduras o gazpachos; y vigilamos de cerca cualquier señal de deshidratación. Además, recordamos e incentivamos la ingesta de líquidos de manera amable y constante, incluso sin sensación de sed, y mantenemos los espacios frescos y ventilados, adaptando las actividades al momento más adecuado del día.
Cuidar también es prevenir
Hidratarse bien es un gesto sencillo que puede marcar una gran diferencia. En Ovida trabajamos para que nuestras personas mayores estén seguras, tranquilas y cómodas durante todo el verano. Lo hacemos con una atención cercana, individualizada y siempre vigilante.
Porque cuando el cuidado es constante, también lo es el bienestar.
