A medida que cumplimos años, aprendemos que el cuerpo cambia… pero también lo hace la mente. Olvidar nombres, perder el hilo de una conversación o tener más dificultad para concentrarse puede parecer algo normal con la edad. Sin embargo, cuando estos pequeños olvidos se vuelven frecuentes, pueden estar anunciando un deterioro cognitivo.

En Ovida, creemos que la prevención empieza en lo cotidiano. Por eso, trabajamos para que nuestros mayores no solo se sientan acompañados, sino también mentalmente activos.

Una mente activa envejece mejor

No hay recetas mágicas, pero sí hábitos que ayudan. Mantener la mente ocupada, hablar con otras personas, aprender cosas nuevas o simplemente jugar, son formas sencillas y efectivas de mantener el cerebro en forma.

Cada jornada es una oportunidad para ejercitar la mente: con talleres de memoria, dinámicas grupales, juegos, música, lectura o simplemente conversaciones que invitan a pensar, compartir y recordar.

Un entorno que favorece la prevención

No solo importa lo que se hace, sino dónde se hace. Por eso, en Ovida cuidamos también del ambiente: espacios cómodos, accesibles, sin ruido excesivo, con buena iluminación y, sobre todo, pensados para que las personas se sientan tranquilas y seguras.

Además, el contacto con otras personas es clave. La soledad acelera el deterioro cognitivo, mientras que el vínculo humano lo frena. En Ovida fomentamos la convivencia, la participación y el sentido de pertenencia.

La prevención empieza por cuidar

Envejecer no tiene por qué implicar olvidar. Y aunque el paso del tiempo es inevitable, cómo lo vivimos sí puede cambiar. En Ovida, nos comprometemos cada día con ese cambio.

Porque cuando se estimula la mente, también se despierta la ilusión. Y cuando hay ilusión, la vida sigue enseñando cosas nuevas, a cualquier edad.